Todos los que estábamos en un bar viendo las alineaciones de cada equipo presagiábamos una victoria abultada pero no fue así. El 1-0 final no demuestra la diferencia que hubo en el campo, pero se luchó como nunca y tubimos un par de llegadas peligrosas que pusieron el corazón en un puño a los aficionados barcelonistas. Hasta un 88% de posesión llegó a tener el Barça en el primer tiempo pero no era suficiente para perforar la meta de Toni Doblas. Un gol dudoso anulado a Keita hacía presagiar lo que pasaría minutos después. Messi se va de dos y la pone atrás para que el malí marque el único gol del partido. En la segunda parte, Sinama tuvo la ocasión de hacer el milagro, todos soñamos con el gol cuando hizo el buen control con el pecho, pero su definición nos devolvió a la tierra. Una patada de Milito al francés al puro estilo De Jong fue lo más destacado hasta el final del partido, pero todos nos imaginábamos como hubiera acabado el partido con el Barça con diez jugadores. La afición tiene que estar contenta con la lucha demostrada por el equipo B de Aguirre e ilusionada con el próximo partido contra el Valencia
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